miércoles, 6 de febrero de 2013

RESILIENCIA: Cómo combatir el estrés y las montañas rusas


El otro día, entre café y café, un amigo me confesó que estaba hasta las narices (en realidad utilizó un término algo más tosco) de su trabajo, de las organizaciones matriciales, de las multinacionales y en especial de su empresa. “¿Por qué?” le pregunté yo. “Porque mi empresa es una montaña rusa, y yo no aguanto más”, me dijo con gesto desesperado.

Eso me hizo reflexionar. Investigando sobre el origen de las montañas rusas, descubrí que provienen de un entretenimiento típico ruso que consistía en descender colinas de hielo muy empinadas en trineo. Posteriormente la “técnica” fue mejorándose, añadiéndose ruedas a los trineos y buscando también valles para que la sensación de desubiquidad e inestabilidad fuera más fuerte. Esa sensación coincidía perfectamente con lo que mi amigo se refería, la continua tensión, los no anunciados altibajos, las prisas y los continuos fuegos a apagar…

Mi amigo acusaba a “la empresa” como culpable. Y cierta razón tenía, porque posiblemente la falta de planificación (ojo, planificación de la buena, con planes de contingencia y estudio de alternativas ante distintos escenarios) sea una de las debilidades más comunes en las empresas.
Sin embargo, cuando hablamos de “la empresa” como ente ajeno e independiente tendemos a olvidarnos de que en realidad se trata de un conjunto de personas que con su comportamiento moldean lo que esa empresa es y hace. Por eso le pregunté que qué podía hacer él para cambiar esa situación y erradicar el estrés de su vida.

Evidentemente en un entorno empresarial y social tan dinámico como el que vivimos, la ordenación y certidumbre total sobre las tareas de un trabajador es imposible de imaginar. De ahí que todas las ofertas de empleo que se publican requieran gente “flexible”, “dinámica” y ya en muchos casos aparece la famosa y tan importante resiliencia.
La resiliencia, o la habilidad de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas, no es una utopía. De hecho, cambiando ciertos hábitos podemos sobrellevar los altibajos de la montaña rusa mucho mejor y disminuir el estrés:

v  Establecer prioridades. Qué es urgente y qué no lo es, qué es estratégico y qué no lo es, qué es una inversión de tiempo y que es una pérdida de tiempo. En este sentido, saber decir que no es el mantra que nos permite discriminar y organizarnos según nuestro orden de prioridades.

v  Planificación. Como decíamos existen muchos picos de trabajo cíclicos que podemos prever (también en nuestro trabajo individual) y así prepararnos con antelación para evitar la sobrecarga de trabajo. Apuntémonoslo para el año que viene y démosle un poquito al retroplanning!

v  Nutrición. Hay que olvidarse del sándwich de máquina y la chocolatina que devoras a toda prisa en tu sitio. Está claro que tienes prisa y que no puedes trabajar largas horas habiendo comido un cochinillo, pero existen términos medios para alimentarse mejor y más tranquilo.

v  Buscar apoyos. Otro que nos tendríamos que tatuar… saber buscar y obtener la ayuda de tus compañeros en aquello en lo que realmente pueden ofrecer más, mejor y más rápido que tú es clave. Quien sepa detectar y organizar las “ventajas competitivas” de las personas de esta forma trabajará de forma mucho más eficaz y además estará en el camino de convertirse en un buen líder.

v  Ante las dificultades, centrarse en la solución y no en el problema. Solemos tender a buscar culpables y consumir nuestro tiempo en detectar por qué nos hemos equivocado, lo cual crea frustración, rencillas con los compañeros y en definitiva nos hace perder el tiempo. Aparcar el problema, relativizarlo (seguro que no es tan grave!) y trabajar juntos en la solución nos acercará en mejor tiempo y forma al objetivo.

v  Buscar pausas en el trabajo, al menos 5-10 minutos cada dos horas y relajarse… bien con un café, un pequeño paseo cerca de la oficina, o una charla con un compañero.

v  Actividad física para escapar del estrés y mantener la un estado mental-físico estable. No tiene por qué ser boxeo, ni judo ni ninguna disciplina que nos permita dar patadas (oye, qué bien suena eso de dar puñetazos cuando llevas tres días sin parar para preparar ese dichoso informe). En realidad puede ser cualquier cosa, desde hacer marcha a ritmo ligero, jogging... Lo que cada cual disfrute. Otros puntos que sin duda pueden ayudar son la respiración, la postura en el puesto de trabajo, más horas de sueño y, en definitiva, una vida más saludable.

v  Actitud positiva. Aceptar que los cambios forman parte de la vida con tranquilidad, seguridad y sentido del humor siempre ayuda para afrontar los problemas de forma más saludable y encontrar soluciones más rápidamente.