El
salario emocional, que no es más que aquello que nos hace sentirnos unidos a la empresa por motivos
que van más allá de lo económico, es decir, lo que no se traduce en
dinero, (excluyendo por tanto bonos y beneficios monetarios) es una parte
fundamental de las organizaciones.
Así, el
salario emocional nos hace sentir la relación con la empresa de una forma
diferente, de forma que ante una misma situación se pueden dar dos vivencias
encontradas:
1.
“Vaya empresa de negreros, llevo currando
todo el fin de semana y ¿para qué? Mañana tendré que volver a la oficina y ver
a Gloria y a las demás que seguro que se han tocado las narices… Las reuniones
se me hacen eternas… En fin, porque me
pagan y tengo que mantener una familia, que si no…”
2.
“Estuve trabajando todo el fin de semana, la
verdad es que estoy cansadísimo pero mañana me reúno con los compañeros de
Marketing y estoy seguro de que vamos a sacar adelante este proyecto y vamos a
conseguir levantar las ventas de la compañía sea como sea”
Seguramente
nos suene mucho más la primera. Pero tranquilos, ¡hay esperanza! ¡La segunda
también se da!
¿Cómo
conseguir esa segunda reacción? Muchas veces nos esforzamos en invertir en
grandes proyectos o intentar reinventar la rueda , cuando el secreto realmente se encuentra en los
pequeños detalles.
v Reconocimiento y agradecimiento: Agradecer explícita y
públicamente los esfuerzos que se realizan para sacar proyectos adelante, en
lugar de ocultarlos o atribuirlos implícitamente a un superior. Muchas veces un
“gracias”, un “buen trabajo” valen tanto como un bono.
v Flexibilidad: Dotar a los empleados de las herramientas y
la confianza necesaria para atender a sus tareas y responsabilidades sin verse
obligados a dejar de lado su vida profesional. Esto lo podemos conseguir con horarios
flexibles, dispositivos móviles y acceso a aplicaciones en remoto, teletrabajo y
otras medidas de conciliación.
v Participación en eventos: Lo fantástico es que podemos
vincularlos a temas de RSC o marketing de compañía. Por ejemplo, organizando
una actividad para donar alimentos en una de las casas del Banco de Alimentos
de la ciudad o invitándoles a la presentación del nuevo producto que saca la
compañía.
v Comunicación: Los empleados han de conocer la situación,
objetivos y retos de la empresa, más allá de los suyos propios, y entender el por
qué y para qué hacemos las cosas. De esta forma embarcamos a las personas en un
proyecto común y les hacemos ver su contribución a la organización. La
comunicación que hagamos en este sentido ha de ser relevante, global y sobre
todo transparente.
v Espacios de esparcimiento y creatividad: Todos
hemos oído hablar de las oficinas de Google
y sus toboganes para los empleados. En realidad no hace falta ir tan lejos
para conseguir nuestro objetivo, pero sí que podemos crear espacios donde el
empleado pueda relajarse, socializar con otros compañeros e incluso trabajar de
manera más inspiradora… basta con una sala de café bien montada o un hall a
modo chill-out.
v Vínculo con el empleado y su entorno: Existen muchas formas de
conectar con el mundo privado del empleado tales como concursos de pintura
infantil para los hijos de los trabajadores, entregar DVDs para la familia
sobre momentos en la empresa, etc. El mero hecho de felicitar a los empleados en
cumpleaños, hitos de antigüedad, nacimiento de un bebé, etc. ya supone un gran
paso en este camino.
v Fomentar el compañerismo: La competitividad
es un valor que puede ayudarnos a alcanzar la excelencia en nuestra
organización, pero siempre enmarcada en un objetivo global corporativo. De
hecho, yo suelo recomendar que el compañerismo (con implicaciones más allá del
trabajo en equipo) sea una de las competencias a medir en los procesos de
evaluación. El clima laboral cambia radicalmente
v Beneficios flexibles incluyendo opciones como días extra de
vacaciones o tickets guardería.
v Existen otros elementos tales
como la formación
o el plan de carrera que trataremos en otro artículo por llevar
aparejados una inversión económica para la empresa.
v Y sobre todo, la coherencia.
No podemos decir A y hacer B. En circunstancias como las actuales, la gran
mayoría de las empresas han tenido que hacer recortes y tomar medidas duras. La
diferencia entre unas y otras está en el cómo y en la congruencia entre lo que
venden y lo que ponen en práctica.
Las
anteriores son medidas que podemos ir construyendo en nuestra organización a mínimo coste,
y que sin embargo constituyen los básicos para fomentar un buen ambiente de
trabajo, en el que los empleados se sientan cómodos y motivados e incluso ayudan
a construir orgullo de pertenencia. En resumen, ingredientes básicos para
conseguir el compromiso
de los empleados.
¿Y no es eso lo que todas las empresas
necesitan?
Enhorabuena por el blog! 100% recomendable. Un besote !
ResponderEliminarBest ever seen.
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